Manumisión de esclavos-Escritura Publica IV a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma; Ricardo Matias Heredia Sanchez; Alamiro Fernandez Acevedo;  Soledad García Nannig; Paula Flores Vargas; Katherine Alejandra  Lafoy Guzmán;





plantaciones de caña de azúcar.

Esclavitud en la Isla de Cuba. 


Cuba fue una de las primeras colonias a las que llegaron los esclavos africanos, motivado por la temprana extinción de la población indígena a manos de los colonizadores españoles y la creciente necesidad de explotar las nuevas tierras conquistadas por Españoles.
El período comprendido desde finales del siglo XVI hasta principios del XVII, se considera la etapa de introducción de la esclavitud africana en Cuba. Ante la falta de fuerza de trabajo para continuar la colonización, los españoles comenzaron a traer pequeñas cantidades de esclavos africanos a través de la Real Compañía de Comercio de las Indias, al mismo tiempo que realizaban esporádicas compras a comerciantes negreros ingleses. Pronto estas cantidades resultaron insuficientes ante el desarrollo de las plantaciones de azúcar y café.

Auge de Azúcar

A comienzos del siglo XIX se realizan en Cuba los primeros esfuerzos para introducir nuevas técnicas de cultivo de la caña de azúcar. Unos cien mil trozos de la variedad de caña llamada «Otahiti», traídos de la isla danesa de Santa Cruz, convirtieron el azúcar en el producto por excelencia de la economía colonial cubana. En la isla existían condiciones naturales óptimas para el cultivo de la caña (tierras feraces y de fácil explotación, clima benigno, bosques con madera para la construcción de ingenios y para su utilización como combustible necesario para la zafra y ubicación de los terrenos cerca de las costas). 

El único inconveniente era la falta de mano de obra que pronto se solucionó mediante la importación de esclavos africanos. La dependencia de los EEUU respecto a su otrora metrópoli británica y su altísima demanda de azúcar, unida a la revolución haitiana y la desaparición de aquél país como principal productor, generaron una demanda que Cuba pronto supo proveeer, convirtiendo a la isla en el mayor productor mundial hasta finales del siglo. 
El binomio azúcar-esclavitud condicionó durante siglos la historia colonial del Caribe y por ende de Cuba. El cultivo de la caña en plantaciones y su posterior procesamiento empleando trabajo forzado configuró un país económica y socialmente inseparable del azúcar. La importación masiva de esclavos africanos fue decisiva para el desarrollo de la economía azucarera cubana. 
El  auge desarrollador de la industria azucarera,  originó una verdadera importación de esclavos a Cuba, por lo que el gobierno colonial español dio amplias facilidades para el comercio de negros. En siglo XIX, el gobierno español prohibió la importación de negros, pero  existió una fuerte contrabando durante el siglo XIX.
Estadisticamente, desde el descubrimiento  de Cuba en 1510, hasta el año 1763, entraron en la isla 60.000 esclavos. Sin embargo, en 1867 en Cuba existían 345.741 esclavos, 22.809 menos que en 1862; en 1877 la cifra disminuyó hasta los 150.566 esclavos.
En 1880, las Cortes españolas aprueban  la Ley de Abolición de la esclavitud en Cuba, España fue la ultima potencia colonial en abolir la esclavitud.

Cataluña y trata de negros

Hace unos años el conocimiento de la implicación de los catalanes en el tráfico de esclavos era muy escaso, incluso entre los historiadores especialistas en historia de Catalunya, de América o de África. Dos trabajos pioneros de J. Maluquer de Motes (1974) y de J.M. Fradera (1984) no tuvieron continuidad en aquella época, y durante lustros sólo se registraron pequeños avances, en cuentagotas, sobre esta materia. Pero en los últimos años las aportaciones en este campo se han disparado y el conocimiento ha crecido de forma espectacular. Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX), un libro coeditado por Martín Rodrigo y Alharilla y Lizbeth J. Chaviano Pérez (Icaria Editorial) permite que lleguen al gran público algunos de los principales progresos obtenidos por los historiadores en este campo.  
Ex-Presidente de Gobierno Cataluña, y líder independentista, (Arturo) Artur Mas  i Gavarró acostumbraba a presumir de bisabuelo marinero. Pero no solía hablar de su tatarabuelo, Joan Mas Roig. En este libro el historiador Martín Rodrigo descubre que Joan Mas fue el capitán del falucho Pepito, que en 1844 llevó a 825 esclavos africanos de la costa africana al Brasil. ¿Quién era el fiador de esta expedición? Ni más ni menos que Mariano Serra, el suegro de Dorotea de Chopitea, una burguesa barcelonesa que quieren beatificar por las obras de caridad realizadas (con el dinero heredado de su suegro, ganado con la sangre de los negros). No son casos excepcionales (sólo hay que recordar a la familia de los marqueses de Comillas o el caso de los Goytisolo): una parte de la burguesía del Estado español se lucró con el tráfico de esclavos (y muchos más con las plantaciones cultivadas por esclavos). Pero tampoco es tan común como algunos podrían pensar encontrar a los grandes apellidos de hoy entre las listas de implicados entre el tráfico de esclavos: porque importantes sectores de la burguesía del siglo XIX no se involucraron en él, y porque hay una renovación continua de las élites y los descendientes de algunos de los grandes contribuyentes del siglo XIX ya no figuran entre las grandes fortunas catalanas.
Buena parte del tráfico negrero catalán se produjo en el siglo XIX, en pleno periodo de prohibición. Por lo tanto, se hicieron esfuerzos por ocultarlo, ya que la flota inglesa perseguía encarnizadamente los fuselajes negreros y los diplomáticos y espías ingleses utilizaban cualquier información para capturar a los traficantes de esclavos. Además, en aquel momento el tráfico negrero ya era una actividad mal vista, y los implicados intentaban no dejar muchos rastros con el fin de evitar su estigmatización. Todo el mundo sabía que se traficaba con esclavos, pero los periódicos de la época lo negaban taxativamente. En los archivos de Catalunya, a diferencia de lo que pasa en Gran Bretaña, casi no se conservan diarios de capitanes de barcos, ni correspondencia sobre el tema, ni documentación empresarial de los barcos... Pero hay vías para informarse sobre las actividades de los negreros: los archivos de Cuba y de Gran Bretaña están llenos de informaciones. Pero también se encuentran datos en los archivos notariales catalanes, si se revisan detalladamente. Y algunas familias, como los Goytisolo, han preservado la documentación familiar y la han puesto al servicio de los historiadores. En este libro se aportan datos esenciales que muestran la implicación de catalanes en actividades esclavistas en algunos casos concretos. A buen seguro que se podrían documentar muchos más, si los historiadores se dedicaran a ello.
Negreros y esclavos agrupa 8 artículos, todos ellos elaborados por destacados especialistas, en buena parte del grupo de trabajo Islas e Imperios de la UPF, uno de los equipos de investigación punteros en este ámbito. Eloy Martín Corrales analiza la esclavitud de los negros en Catalunya del siglo XVI al XIX, para poner de manifiesto que este fenómeno fue mucho menos anecdótico de lo que podría parecer. Josep M. Delgado perfila la participación de los catalanes, a finales del siglo XVIII, en los primeros intentos de comercio de esclavos libre, fuera de los mecánicos del asiento. 
El resto de artículos hacen referencia al comercio ilegal que se desarrolló en el siglo XIX, de 1817 en 1866, y que supuso el grueso de la participación catalana en el tráfico. Mientras Michael Zeuske hace un artículo con una cierta vocación panorámica, el resto de autores (Martín Rodrigo, Lizbeth Chaviano, José Miguel Sanjuan, Xavier Juncosa y Xavier Sust) prefieren hacer estudios de caso: sobre los capitanes José Carbó, Pere Manegat, Gaspar Roig, Esteban Gatell y Joan Barba, sobre Jaume Torrents, sobre la empresa Casa Vidal Ribas y sobre el barco negrero Luisa.

¿De dónde viene la riqueza de Catalunya?

Los estudiosos de la esclavitud y el tráfico de esclavos se han planteado a menudo la posible relación entre la riqueza que permitió la industrialización de Catalunya y el tráfico de esclavos y la esclavitud. Hay ciertas cuestiones que gracias a los recientes avances van quedando claras, como que la repatriación de capitales desde América tuvo un papel clave en el desarrollo catalán de la segunda mitad del XIX, o que el sector económico que permitía una mayor acumulación a corto plazo era, justamente, el tráfico de esclavos. Todavía nos faltan estudios conjuntos de toda Catalunya, pero a partir de las investigaciones que se van haciendo, y que aparecen en Negreros y esclavos, se detecta una fuerte presencia de capitales procedentes del tráfico de esclavos en tres sectores estratégicos: en la banca, en el sector inmobiliario (por ejemplo, en las Ramblas y en el Eixample barcelonés) y en el transporte marítimo. 
Es pronto para tener porcentajes y para determinar el peso exacto de la esclavitud en cada uno de estos sectores, pero hay pistas sólidas que pueden conducir a nuevas investigaciones. Parece ser que el rastro de los esclavos llega hasta una parte significativa de las viviendas burguesas del Eixample (e incluso al palacio Savassona, la sede del Ateneu Barcelonès).

Negreros y esclavos Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX) Lizbeth
 J. Chaviano Pérez (ed.)Martín Rodrigo y Alharilla (ed.) 
En los últimos años los especialistas en historia de Catalunya se han abierto mucho a la revisión de los aspectos más oscuros de historia. El tráfico de esclavos hasta ahora había sido poco estudiado, porque se situaba en una conjunción entre territorios lejanos, difíciles de trabajar porque hacían falta conexiones internacionales y trabajos en archivos lejanos. Como consecuencia del silencio de los historiadores, el conocimiento sobre el tráfico de esclavos se ha nutrido de rumores y de ideas falsas. Para contrarrestar estas visiones simplistas, Negreros y esclavos es un trabajo esencial. No es una obra divulgativa, pero concentra una serie de artículos que permiten configurar una visión panorámica del fenómeno para aquellos acostumbrados a leer libros de historia. Esta es una obra clave para saber más sobre las relaciones entre Catalunya, América y África, pero también para aprender sobre los secretos más insondables de los catalanes. Un libro que enseña mucho, y que abre la puerta a toda una línea de investigaciones.


Historia protocolada de la esclavitud

sello clásico gran formato perfecto colegio
notarial la Habana,Cuba colonia 1870.7,50 pesetas

Notarios


Los notarios eran parte de ese sistema de “escribir la esclavitud”. No tanto en la esfera de la cultura alta, sino en la vida cotidiana. Su tarea principal durante la esclavitud fue administrar desde sus locales – no sólo comentar, discutir o estatizar –, por medio de la escritura jurídicamente formalizada, los procesos económicos entre individuos. Las escrituras notariales se hallaban sistémicamente controladas por el Estado, pero en sus moldes y lenguajes concretos, eran controladas por los propios notarios. 
Estos formaban parte del sistema de administración escrita de la esclavitud y, a su vez, de una “verdad” escrita, estatal e institucional (lo que no podemos presentar en extenso en este artículo). Su espacio, el notariado con despacho y archivo, se encontraba bien institucionalizado y formaba parte del sistema de poder estatal. En la tradición castellana del derecho romano, la esclavitud (y la “verdad” oficial) era un sistema legal regulado por el Estado y, por lo tanto, también por la Iglesia.
 Un sistema legal y escrito y epistemológico trata de regularizar los conflictos en la mayoría de los casos entre dos personas o partidos que se daban en subsistemas reales (como la economía, lo social, lo eclesiástico, lo militar, la esclavitud), por medio de reglas escritas y por procesos legales. En el caso de la esclavitud, esos dos partidos podían ser, entonces, el amo y el esclavo, el amo y el Estado o, sobre todo a partir de 1842/1844, el esclavo y el Estado. Pero era mucho más que esto, como advierte Martin Lienhard: “En todas las sociedades provistas de sistemas de notación oficiales, el documento ‘escrito’ representa un poder”.
Los sistemas legales en la tradición centralista romana, que a la vez eran sistemas de Schriftlichkeit, de ecriture (sistemas de escritura, sistemas “de notación oficial”) en oposición a sistemas legales basados en la oralidad (como, en cierto sentido, lo era el anglosajón y también muchos africanos), utilizaba este poder de la escritura para crear la  institución de la escribanía y, más tarde, la del notariado; con un escribano o notario semi-privado y semi-estatal que era tanto letrado, jurisconsulto, archivero y copista y, claro, parte del sistema de poder. Su tarea principal era protocolarizar y archivar negocios o actos jurídicos no-contenciosos escritos a mano en cierta forma prescrita de un compareciente u otorgante, para prestar a estos personajes jurídicos el poder (estatal) de la escritura formalizada (formulario), protocolarizada (protocolo), archivada y copiada (copia original), si era necesario. En casos de herencias o títulos de propiedad, este poder era claro: los notarios eran los responsables de la notificación oficial del derecho a la propiedad. 
Además moldeaban discursos largamente discutidos en la oralidad por escrito, y admitían la “delegación de la escritura” en casos de regulación, represión y, de vez en cuando, también en casos de resistencia contra opresiones. Esto vale, por ejemplo, en un caso de “venta de finca” o “venta de ingenio” con su “dotación” de  esclavos. Este acto legal y, por lo tanto, protocolizado, tenía incontestablemente su “verdad” dentro del sistema de normas, propiedad y reglas establecidas en Cuba hasta 1886.
 Pero para los esclavos podía ser – y, nosotros diríamos era – casi siempre, una acción no-deseada, una represión y un acto de violencia estructural. Estos casos nos interesan aquí, pero también los más híbridos, los que se suscitaron en tiempos en que cambiaba el sistema de normas establecidas para los formularios de la escritura –y, con esto, la “verdad” aceptada y también, el poder. Es decir, casos que tratan sobre cuándo y cómo esclavas y esclavos entraron en un nuevo sistema de “verdad” y casos de reivindicaciones legales.

No disponemos todavía de ejemplos de life-histories de notarios en Cuba. Y no sabemos si había ex esclavos entre los notarios. No obstante la (escasa) literatura existente, ella nos permite conocer algunos pincelazos sobre estos personajes. Por regla general, hasta bien entrado el siglo XIX, los notarios no eran letrados con una carrera universitaria. Luján Muñoz hace varias veces hincapié en que su “formación era eminentemente práctica”, que su oficio se parecía al de los artistas y artesanos.

 Después de una fase de aprendizaje en la oficina de otro escribano, que podía ser padre, tío u otro miembro de la familia (a veces bajo la dirección de un curador), heredaron la oficina o la obtuvieron “generalmente mediante compra”, previa renuncia de otro notario o escribano. 
Las escribanías eran vistas como “oficios de pluma vendibles y renunciables”; por su carácter de propiedad, a veces se daba el caso que las hijas heredaban el oficio de escribano.
 Por falta de preparación académica, estos notarios (normalmente hombres) se suplieron de obras jurídicas de carácter general, y consultaron diversos autores jurídicos y formularios. Queremos hacer hincapié en estos formularios que Luján Muñoz resalta varias veces, y sobre los cuales dice:

La mayoría [de los notarios y escribanos – M.Z. y O.G.M.] simplemente seguían lo que se había venido haciendo, repitiendo las fórmulas establecidas, teniendo a mano los protocolos de sus antecesores y de él mismo, y uno que otro formulario notarial.


Esto quiere decir, que los notarios no solamente eran parte del sistema legal (y de poder, aunque a veces en sus periferias rurales), sino también parte de una tradición gráfica bastante estable y conservadora; una tradición de formularios de protocolo, que a su vez era parte de la grande y lenta maquinaria del derecho romano hispanizado.
Por su formación y por la necesidad de comprar un oficio, los notarios además formaban parte de las clientelas locales y familiares. A partir de 1849, en Cuba les estaba permitido usar a todos los escribanos y procuradores el título distintivo de “Don”. También esto nos lleva a suponer una tradición conservadora y estable, en este caso, una tradición de estatus “imperial”, social conservador y estable en sus regiones.

Documentos históricos relacionados a Esclavos.


¿Qué pasó entonces, cuando un ex esclavo apareció como otorgante, digamos en los años entre 1870 y 1886, cuando la abolición se hizo primero masiva y después total? 

Nuestras evidencias micro-históricas – lo siguiente es algo especulativo – nos dicen, que hasta más o menos la entrada en práctica del patronato (1880)23, por ejemplo, los notarios de Cienfuegos, José Joaquín Verdaguer, J.R.Villafuerte y E. Nieto, y muchos años más tarde, el “notario de la micro-región histórica” de Lajas/Cruces (una región con los centrales más grandes y más modernos de aquel entonces), Domingo Valdés Losada, pero también otros, siguieron en su tradición de formularios y de construcción de sus protocolos: primero hacían una minuta (algo como un esbozo del protocolo, a veces escrito por un asistente, como en los casos del notario José Joaquín Verdaguer y un tal Ramón Hernández Medina), o dejaban hacerlo (anotarlo) por sus aprendices, mientras ellos mismos conducían el proceso verbal de oír al otorgante, comprobar sus papeles personales (cédula de liberto, en el caso de ex esclavos, o dejaron anotar que conocían personalmente al compareciente o otorgante, lo que debió ser una buena parte de lo “práctico” del oficio: conocer personalmente a las personas de su territorio o testigos que conocieran esas personas) y leer documentos que entregaban los comparecientes para llegar a una posición legal de otorgante (esto quiere decir con derecho de demandar un derecho), u otorgantes para reforzar su posición jurídica.
Lamentablemente esas minutas no se archivaron. Sólo tenemos huellas de ellas en casos de otorgantes muy viejos y/o enfermos, que otorgaron un testamento o una herencia que quedan, por varias razones, en el estado de una minuta o hacen referencia escrita a una minuta, como en un caso de “testamento nuncupativo” de la “morena” Josefa Broche:

..en la morada de la morena Josefa Broche, que se halla en cama, la que confesó ser natural de África, de estado vuida del de su clase Eustaquio Rodriguez, de ejercicio de su sexo de setenta años de edad y de esta vecindad... Declara, como antes ha espresado que fué casada con Eustaquio Rodriguez, ya difunto, de cuyo matrimonio no ha tenido sucesion ... sus bienes un solar ... en el que existen dos pequeñas habitaciones de guano teja y embarro y varios arboles frutables..



En todos los casos, la minuta del protocolo tuvo que ser leída enteramente al otorgante ante testigos, normalmente en el mismo momento, después de ser anotada como minuta.
El esclavo o la esclava por las reglas jurídicas no eran personas de derecho, sino personas jurídicas. Un esclavo, una esclava y, menos aún, un niño esclavo, no debían aparecer por voluntad propia en el despacho de un notario para otorgar una escritura. Por eso las cartas de libertad siempre resaltan esa “voluntad propia”. En realidad, si hubo esclavos que otorgaron escrituras; por ejemplo, cuando compraban la libertad de un hijo o la suya propia, siempre con la autorización de sus amos, el apoyo de un síndico u otra(s) persona(s) con pleno derecho.
Lo mismo pasaba con las mujeres casadas, que tenían que contar con la licencia de sus esposos (o padres); el esclavo, por su parte, llegaba hasta la “fortaleza legal” del notario autorizado por su amo, a veces autorizado por un síndico de pobres.
Sobre los conflictos contenciosos en el mundo de la esclavitud, su administración escrita y su control también dejaron grandes huellas en papel a muchos niveles. Conocemos, por ejemplo, los conflictos entre esclavos y amos, contra mayorales e injusticias, así como entre los esclavos mismos, y sobre las vías de liberación (por autoridades, por auto-liberación y por rebeliones). 
Los esclavos, en su doble carácter legal de persona con ciertos derechos legales mínimos, asegurados por el Estado a partir de 1842, pero con diversos derechos tradicionales, su carácter de persona cristiana según las Siete Partidas, y como elemento de la economía (fuerza de trabajo, “pieza”, “bozal” y objeto del comercio de esclavos), tenían una posición especial en los protocolos notariales y en las escrituras, durante la esclavitud antes de 1880. No escriben ni firman, pocas veces están representados textualmente por la palabrita “dice”, empero son descritos y representados, y casi nunca pueden introducir directamente su visión de la “verdad” en los protocolos.
 A pesar de que por ser esclavos sólo pocas veces aparecen como agentes activos con voz propia, su sombra a veces aparece en los protocolos notariales de la esclavitud, y hay vestigios suyos en las escrituras que tratan de esclavos. Casi siempre aparece un nombre (esclavo) en los protocolos como vago signo de una persona (e identidad personal). Por ello que los protocolos notariales, al lado de las escrituras de bautismo, son casi el único tipo de documento o la única fuente de tipo masiva, en la cual aparecen esos vestigios, sombras y representaciones de mucha gente (esclavizada, por supuesto) de carne y hueso.
El cambio más radical se dio en el sistema jurídico, primero por el acto de manumisión individual y después por el acto masivo de abolición final: los antiguos esclavos adquirieron entonces el estatus de persona jurídica, ahora ellos también “dicen” (otorguen, traten y contraten por “propia voluntad”). La retorica de este cambio dramático de ninguna manera aparece reflejada en el documento de abolición final (1886), pero si en las páginas de casi cada documento de manumisión:  


ahorra y liberta de todo cautiverio y servidumbre a su esclava [...], y esta libertad es graciosamente y sin estipendio alguno por lo cual se aparta de la propiedad, posesión y demás acciones que a dicha sierva tenia y todo lo cede y traspasa en su hecho y causa propia para que como persona libre trate, contrate, otorgue poderes, testamentarias, comparezca en juicios y haga todo lo demás que practican las personas que disponen de su voluntad y le obliga a que esta libertad será cierta y segura en todo tiempo según derecho.

Estas formulas que parecen hoy barrocas, son la “notación oficial”, no sólo de la libertad individual y de la cesión del derecho de propiedad sobre una persona, sino también la fundamentación – por escrito – de la personalidad jurídica, del “ser civil”, y de una nueva posición de poder social.


Registro de esclavos cuba, siglo XIX
REGISTRO DE ESCLAVOS ISLA CUBA. CÉDULA
 DE ESCLAVO AFRICANO. MATANZAS 1880
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy

REGISTRO DE ESCLAVOS ISLA CUBA. CÉDULA
 DE ESCLAVO AFRICANO. MATANZAS 1880
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy

REGISTRO DE ESCLAVOS ISLA CUBA. CÉDULA DE
 ESCLAVO AFRICANO. MATANZAS 1880
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy


Escritura Publica sobre esclavitud

En la villa de Cienfuegos á cinco de Diciembre de mil ochocientos setenta. Ante mi el Escno publico y testigos comparecieron Maria criolla parda y Mno [Moreno]. José de los Reyes Reinoso ámbos criollos, de condiccion libres mayores de edad y de este vecindario a quienes doy fé conozco y dijo la primera: que D. Ramon Figueredo le facilitó parte de la cantidad con que la esponente ha obtenido su carta de libertad segun consta en este archivo, de cuya suma se constituye legitima deudora: que no teniendo otra cosa conque satisfacer á Figueredo á que la adelanto, sino su trabajo personal, ha convenido y se obliga de su libre y espontanea voluntad á servirle por el término de tres años y medio contados desde hoy, bien en su casa particular ó en la que Figueredo le designe; quedando desde luego sometida á él para que la haga cumplir con toda forma dicha servidumbre renunciando como renuncio desde ahora y para luego todas las leyes fueros y privilegios que la puedan favorecer, obligacion de sus bienes presentes y futuros. Y para el caso de que Maria no dé cumplimiento á lo que se ha obligado anteriormente, el segundo compareciente queda constituido su fiador, en cuyo caso quedará en el propio lugar que aquella, esto es obligado a cumplir el término de servidumbre convenido, renunciando tambien las leyes que le puedan favorecer. Presente D. Ramon Figueredo aceptó á su favor esta escritura para usar de ella cuando le convenga. Así lo dijeron y no firmaron porque espusieron no saber haciendolo á ruegos de Figueredo D. Pedro Albuerne y por los otorgantes Maria y José de los Reyes dos de los testigos que lo fueron D. Rafael Rivero, D. Miguel Eliceche y D. Juan Hernandez vecinos presentes . ------------

Nota 

La historia de las últimas colonias americanas de España, Cuba y Puerto Rico, transcurrió ligada a su industria azucarera. El tema ha sido muy estudiado.

 


Iglesias inglesas quitan de sus vitrales a un comerciante de esclavos


25 DE JUNIO, 2020
Dos iglesias anglicanas de Bristol, Inglaterra, quitaron de sus vitrales la imagen de Edward Colston, un comerciante de esclavos del siglo XVIII, que había sido considerado hasta ahora un gran filántropo.
Edward Colston name removed from cathedral

Las imágenes de Edward Colston ya fueron quitadas de la iglesia Santa María, una bella iglesia gótica del siglo XV ubicada en el distrito Redcliffe, de Bristol, mientras que, en la iglesia catedral, la gran ventana de Colston fue tapada hasta que sean retirados sus vitrales. 
Esta medida llega dos semanas después de que la estatua del antiguo diputado conservador, que murió en 1721, fuera derribada de su pedestal y arrojada al río por manifestantes antirracistas.
El canónigo Michael Johnson, decano interino de la catedral de Bristol, dijo que la eliminación fue "la respuesta correcta". La caída de estatuas es fácil, dijo, lo que los reemplaza es más complejo:
 “No hemos respondido bien al tema del racismo a lo largo de los años. Necesitamos ser realistas y reconocer los males de la esclavitud”.
En otra declaración, las autoridades de la diócesis anglicana de Bristol expresaron: 

"La dedicación a Colston, en dos lugares importantes de culto, impidió que muchas personas encuentren la paz en estos hermosos edificios". 
“La eliminación u ocultamiento de los vitrales de las ventanas de las iglesias constituye un momento simbólico -dice el comunicado-, pero todavía hay un problema de discriminación, injusticia y racismo en el mundo y en Gran Bretaña. Las acciones en nuestras iglesias van de la mano con otros para eliminar el triste legado del sistema de esclavizar a otras personas"

Las iglesias no son los únicos edificios que cambiarán en la reevaluación actual del legado del comerciante de esclavos.
La sede principal de conciertos de Bristol, Colston Hall, cambiará su nombre a finales de este año, una transformación que responde a los requerimientos de tal acción manifestados durante años, mientras que el Colston Tower, uno de los edificios más altos de la ciudad, tiene las letras de su nombre tapadas.
Mientras tanto, la escuela de niñas de Colston y la escuela secundaria de Colston están estudiando cambiarles los nombres.

 


Comentarios

  1. los esclavos negros fueron importante principalmente en caribe, por explotación de azúcar de remolacha; y en sur de los estados unidos por el algodón; sus amos ganaron millones por esta explotación.

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